Comienza la cuaresma
Ya está aquí el miércoles de ceniza. Comenzamos la Cuaresma, un tiempo propicio para que, con la ayuda de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, renovemos nuestro camino de fe y redescubramos la alegría de vivir siguiendo los pasos de Jesús. Tenemos por delante un camino marcado por la oración y el compartir, por el silencio y el ayuno, en espera de vivir la alegría de la Pascua. Ese día, en la primera lectura, un texto del profeta Joel que nos llama a la conversión: «Ahora –oráculo del Señor– convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas» (Jl 2,12-13) Son palabras pronunciadas por el profeta cuando Judá se encontraba sumida en una crisis profunda. Su territorio estaba desolado. Había pasado una plaga de saltamontes, que había arrasado todo: se habían comido todo lo que crecía en el