Grandes ideales
— En la 1ª lectura del próximo domingo, Isaías nos dice que Dios abre
grandes ideales. Primero les ha llamado la atención sobre lo desorientados que
andan: Por qué gastáis dinero en lo que
no es pan, y vuestros salarios en lo que no sacia? Escuchadme con atención y
comeréis cosa buena, y os deleitaréis con manjares substanciosos (Is 55,2).
Buscan los placeres inmediatos, y se olvidan de lo que realmente hace
disfrutar. Pero Dios ve las cosas de otro modo, con profundidad y altura: mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos, mis caminos -oráculo del Señor-. Tan
elevados como son los cielos sobre la tierra, así son mis caminos sobre
vuestros caminos y mis pensamientos sobre vuestros pensamientos (Is
55,8-9).
— A veces en la vida vamos tan pegados a la tierra que tenemos una visión
plana, pero la vida real es en 3D. San Josemaría lo explicaba así a los
muchachos con los que hablaba: La gente tiene una visión plana, pegada a la
tierra, de dos dimensiones. –Cuando vivas vida sobrenatural obtendrás de Dios
la tercera dimensión: la altura, y, con ella, el relieve, el peso y el volumen
(Camino 279).
— Jesús, ¿me conformo con llevar una vida plana, pegada a la tierra, sin
darme cuenta de lo que me pierdo, o tengo hambre de ideales? La juventud es
“revolucionaria”, no se conforma contemplando a personas que sufren o que no
han descubierto aquello que los haría felices: la fe y el trato con Dios, los
ideales del Evangelio.
— El trabajo que hay que hacer en el mundo es muy grande, y el Señor
necesita mucha gente que trabaje allí. Lo cuenta en una parábola: El Reino de los Cielos es como un hombre,
dueño de una propiedad, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña.
Después de haber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su
viña. Salió también hacia la hora tercia y vio a otros que estaban en la plaza
parados, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea
justo". Ellos marcharon. De nuevo salió hacia la hora sexta y de nona e
hizo lo mismo. Hacia la hora undécima volvió a salir y todavía encontró a otros
parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí todo el día ociosos?"
Le contestaron: "Porque nadie nos ha contratado". Les dijo: "Id
también vosotros a mi viña (Mt 20,1-7). Toda la mano de obra es poca.
— Hay bastante gente que trabaja por hacer un mundo mejor, siguiendo a
Jesús, pero son pocos. El Señor nos necesita y nos llama: Vé tú también a mi viña. Nunca es tarde. Aunque llevemos años en
que nuestra vida cristiana apenas se vaya manteniendo, siempre es buen momento
para pisar el acelerador de la correspondencia a la gracia y sumarse a la
aventura.
— No retrasarlo. Es verdad que en la vida, aunque hayan pasado los años,
siempre estamos a tiempo. Pero es mucho más bonito no esperar a viejo, porque
estaremos desaprovechando muchas oportunidades de servir, de ayudar, y de ser
más felices.
— Vamos a decirle al Señor que sí, que aquí estamos con él. ¿Por dónde
empezamos?
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Primero por abrirle nuestro corazón,
sacando lo que nos pese –y nos lo perdonará todo en la confesión– y adquirir la
fortaleza que necesitamos, con el alimento de la Eucaristía frecuente.
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Profundizar en la amistad con él,
hablando: oración. Formarnos bien para profundizar en la en el conocimiento de
Jesús y de lo que Él nos enseña para nuestra vida.
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Viendo el mundo y las necesidades de los
demás, y reaccionando: servicio, comenzando por lo primero que es el estudio
responsable y profundo. Pero también la solidaridad: visitas ancianos o
enfermos, etc.
— La Virgen, desde el Cielo, nos puede abrir los ojos para que veamos con
la lógica de Dios. Madre mía, enséñame a mirar la realidad con profundidad, con
todas sus dimensiones, con visión sobrenatural, y a actuar en consecuencia.
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